lunes, agosto 24, 2009

La formación Corporativa en Responsabilidad Social

Estrella Nieto. Profesora Asociada del Departamento de Organización de Empresas. UPC
El incremento de formación para la empresa es un valor y un garante de que este se quiere perpetuar y tiene voluntad de convertirse en perenne. Hoy nadie cuestiona que la competitividad empresarial se sustenta en una buena planificación de la formación y que esta es un elemento clave de la innovación empresarial. Ahora bien, al plantear la Responsabilidad Social Corporativa (en adelante, RSC) como variable a analizar, podemos caer en la tentación de hacer de esta una cuestión secundaria, aislada de las formaciones estrictamente necesarias para la supervivencia y el buen gobierno de la empresa, y alguien, con miras cortas situé esta formación en RSC en un segundo plano, más como adorno o complemento que como una necesidad.
A nuestro entender, el cambio silencioso que están experimentando todas las organizaciones hace de la formación en RSC un elemento capital para todos los niveles, obviamente con diferentes intensidades y enfoques, pero con un objetivo único, situar a la empresa y su comportamiento como modelo cívico de funcionamiento, para mayor beneficio de la sociedad y la empresa. ¿Porqué la RSC debe ser incluida en los programas formativos de las empresas y organizaciones? Esta pregunta recurrente que llega desde la empresa a nuestra universidad con asiduidad sólo tiene una respuesta unívoca, sencilla pero, obviamente compleja en la explicación y polémica en la aseveración. La dimensión social da sentido a la empresa.
La empresa tiene unos objetivos económicos que debe contemporizar con los legales, pero en hacerlo o no hacerlo de una forma socialmente responsable puede estar la diferencia entre obtener una ventaja competitiva o enfrentarse a una crisis catastrófica. Y esto es así, para las empresas multinacionales que operan en una economía global, como para las más pequeñas empresas, en las que un comportamiento poco responsable puede dañar seriamente el medio ambiente o la salud y seguridad de sus clientes o sus trabajadores.
Cada empresa debe ser responsable de forma acorde con su poder, y es ahí dónde la RSC destaca como elemento integrador de los intereses empresariales y les da el sentido más completo posible para una economía del sigo XXI.
Una vez admitida, aunque sólo sea como hipótesis a contrastar, que las RSC es, o puede ser, el elemento integral e integrador de la nueva empresa, debemos preguntarnos qué enseñar y cómo enseñarlo desde la universidad. Desde el Departamento de Organización de Empresas de la Universitat Politècnica de Catalunya hemos diseñado una estrategia bicéfala: Por un lado, incorporar las teorías de la RSC en nuestras propuestas de tercer ciclo, al que acuden las empresas, como un elemento transversal de conocimiento que debe contagiar el mayor número posible de materias, y resaltar en cada una de ellas que aspectos hay que atender, por qué es importante atenderlos y dotar a nuestros estudiantes–profesionales de herramientas de uso genéricas, que, obviamente, ellos han de adecuar a la realidad de su organización.
Estamos convencidos de que esta manera de trabajar tiene unos resultados notables porque al enquistarse dentro de los programas obliga a que cada docente reflexione sobre su materia, y se plantee que las posibilidades profesionales que le facilitan estos programas conllevan un comportamiento responsable. Por otro lado, la Universitat Politècnica de Catalunya, ha incorporado la RSC como materia propia con carácter optativo para sus alumnos de grado, esta labor sufre mucho más los avatares de los medios de comunicación, a más presencia activa en ellos de la RSC, mayor demanda del alumnado.
Esta segunda corporificación curricular es mucho más lenta, pero a la vez más contundente, y se implanta en un doble plano: como materia propia “per se” con su programa, sus actividades planificadas para fijar competencias actitudinales, competencias específicas de conocimiento, competencias metodológicas y de habilidades en el alumno; y, en el ámbito de la investigación, desarrollando diferentes tesis doctorales que buscan dotar de conocimientos profundos a esta materia e investigar, por ejemplo, la relación entre los beneficios y la RSC, o porqué la sociedad demanda mayor responsabilidad en unas empresas que en otras.
La RSC se percibe en este momento como un fenómeno mediático, sobre todo por parte de algunos empresarios a los que no se les ha informado o formado convenientemente, y acaban contemplando la RSC como una moda, una nueva tendencia de la actualidad que, como tantas otras, pronto caerá en desuso. Y, sin embargo, nada queda más lejos de la RSC que esta visión estática o actual: nos va en ello la sostenibilidad de nuestro planeta, y la salud y seguridad no sólo de una sociedad sino también de su descendencia. Ahora, y cada vez más, empezamos a ver empresas que entienden que la RSC es, al fin y al cabo, aquello que da y dará sentido a la empresa. Parafraseando a Luis XV, deben pasar de una empresa que considere que “todo para la sociedad, pero sin la sociedad”, a un paradigma que entienda que “todos somos necesarios, todos somos imprescindibles”.
No puede entenderse que una sociedad es meritoria si en su seno no existe una economía que proporcione el sustento y el bienestar de sus miembros, y tampoco puede entenderse que una economía es meritoria si sus beneficios los obtiene comprometiendo el presente o el futuro de la propia sociedad.

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